Es una locura y también una ternura.
Excelentes sueldos y paupérrimos salarios.
No hay caso, me pusieron donde yo debía estar y mi necesidad se hace parte de todas las demás.
Por ahí me indicó Enrique Mena C. que todo ello tenía un fin:
Provocar huestes endeudadas y obligadas; aumentar la dueda interna y fomentar un colapso interno para motivar la guerra.
Quizas si, o no, vaya uno a saber.
miércoles, septiembre 20, 2006
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